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Noches de julio

La vida podrá ser un camino recto, sinuoso, montañoso, plano… pero me aseguraré que sea mío. Un lugar donde el único Capitán seré yo, sin que nadie me diga qué o cómo hacer las cosas. Podré escuchar consejos y quizá, solo quizá, los haré míos y los llevaré a cabo a mi modo. Muchas veces han dudado de mí, pero lo que es peor, he dudado de mí, pero hasta que no me di cuenta que yo soy el único que sabe qué y quién soy y a dónde voy, supe que tenía mil oportunidades frente a mí. Me ha costado entenderlo a la perfección… Me he topado con cientos de personas a lo largo de mi vida. Unas que aún siguen conmigo acompañándome en el tren de la vida, otras que decidieron bajarse en alguna estación con la promesa de vernos más tarde, algunas más que me echaron de su asiento y varias más que, con el dolor de mi alma, eché del tren estando en movimiento. Hay cosas que aunque me lleve toda una noche tratando de explicarlas, jamás podrán entenderla, pues no están dentro de mi cabeza y no ve
Entradas recientes

¡Año Mágico!

En los últimos días del año pasado, en charlas con una de las amistades más chingonas que hice en los últimos años, nos hicimos la promesa de que, con la ayuda de Dios, este año “la íbamos a romper”, que sería un año bien chingón, y que todo lo amargo que pasamos en el 2018, en éste se nos iba a devolver en forma de bendiciones… ¿Y saben algo? ¡Estoy agradecido con Dios y la vida porque así ha sido! Estoy en un empleo donde día con día practico para ser mejor, y lo disfruto al máximo, pues es algo para lo que estudie y me gusta. Allí estoy haciendo nuevas y chingonas amistades, aprendo en todo momento algo nuevo, y sobretodo, me siento satisfecho. Pese a no ser una persona que salga mucho, ni que asista a fiestas o baile o haga cosas de esas, este año me dí la oportunidad de hacerlo y conocer nuevos lugares, tener nuevas experiencias, nuevas amistades y disfrutar de mi juventud, pero sobretodo, de mi vida. Recientemente una amiga mía me comentó: Te he visto en las fotos que la E

19 dias y 500 noches

Creo que Sabina tenía razón cuando dijo que, para olvidar a una mujer, se necesitaban 19 días y 500 noches. Los primeros tres días se vive un hecatombe brutal, donde las víctimas cobradas son el corazón, la razón y un pulmón. El miedo, la soledad, la melancolía y la ansiedad serán tus compañeras de piso por un buen rato. Para entonces habrán pasado 54 noches. Habrás necesitado pastillas para no soñar. 115 noches más tarde, conocerás el bulevar de los sueños rotos y su nombre estará ahí. Un par de chicas querrán conocerte, saber más de ti. Qué piensas, qué haces y cuáles son tus sueños más profundos, serán su alimento para seguir contigo, pero tu corazón estará cerrado por derribo. Y ahí, donde habita el olvido, creerás que será tu camino dictado por el destino. Pasados 7 días y 117 noches, estarás con la frente marchita. Le escribirás un par de cartas sin remitente, solo para decirle: Así estoy sin ti. 276 noches y 9 días después, te habrás recetado más de cien mentiras para no ll

Historias...

Muchas historias pasan por mi cabeza antes de dormir. Sobretodo una, que ha sido muy recurrente estos días: Me veo con alguna chica saliendo por algunos meses. Donde vamos al cine y llenamos de besos y palomitas la sala; donde caminamos tomados de la mano por las calles de México; donde charlamos cosas bien random; donde nos reímos por cualquier chorrada mía, suya o nuestra; donde nos empapamos de sesiones de fotos en el lugar que más nos apetezca; donde creamos boomerangs para capturar aquellos momentos; donde nos escribimos sin compromiso; donde la sala, el parque, la calle, las fiestas o las reuniones familiares se conviertan en lugares perfectos para bailar; donde nos llenamos de cartas, versos, abrazos y besos; donde los “¿No tienes hambre?” sean excusa perfecta para salir a comer tacos, carnita asada, discada, pizza, hamburguesas, taquitos con sal, Doritos, papitas o palomitas, o para comprarnos todo eso y ver alguna película en la sala; donde me veo compartiendo alguna botella

Cuenta conmigo

Con mi puño y letra te escribí una carta una tarde de enero, y en ella plasmé un poema de Benedetti : cuenta conmigo. Ojalá lo hagas. Cuando te sientas gris en un día de Sol, escríbeme y dale esa carta a alguna paloma que esté cerca de ti, les pedí que cuidaran de tu Sonrisa. Ellas sabrán qué hacer. Cuando estés llena de colores y en los brazos de otro, llámame, hace tiempo que dejé de recibir noticias dulces. Seguro la tuya me trace un par de cielos, árboles y rosas en mi alma. El contar conmigo puede ser una tarde de tus películas favoritas, alguna mañana en pijama con desayuno en casa, noches de fotografías, y días de Sol, lluvia, risas, charlas, café, té, Ruffles Sabritas, Picafresas, chocolates. Y aunque ya no quiero ser temporal para nadie más, comprendí que eso no está en mis manos, y lo único que me queda es seguir mandándote mariposas, para que con su vuelo, te digan cuánto te quiero.

Pensar menos, sentir más

      Para mi desgracia, siento que a veces soy un anciano cargando muchas vidas en mi espalda, un tipo que está en constante reflexión, sin importar qué. Y eso para mí es una verdadera desdicha, pues, ¿Cuándo fue la última vez que realmente disfruté de algo porque pensé mucho? ¿Cuándo?       Quizá no tengo remedio, o probablemente no quiera tenerlo. Me voy más por lo segundo. Y es que, por una parte, la provechosa, la noble, la enriquecedora: puedo ver en aquello que vivo, alguna lección, algún consejo o alguna anécdota que me ayude a crecer. pero allí es donde, por otro lado, se avecine la parte mala, la desgraciada, la soberbia y quizá, la inútil: No disfrutar el momento.                   ¡Vivir! ¡Mierda, qué desgracia!       ¿Acaso será ese el motivo por el cual a menudo me encuentre tenso? Cuando bailo, (o hago el tierno intento de hacerlo), parezco un robot. Espero pronto dejar de parecerlo (o eso me digo cada mañana).       Al saludar, especialmente a alguna mujer, me pong